M+M Siguen ganando amigos

No todas son broncas

Los funcionarios de Desarrollo Urbano se pelearon con los vecinos del Segurola. Pero los legisladores del PRO y el FPV le dan el gusto a IRSA. Y Schiavoni sigue las obras pese a que la Justicia le ordenó parar.

El Ministerio de Desarrollo Urbano ya está refinando eso de inventarle opositores al jefe de Gobierno, Mauricio Macri: no sólo impulsa obras rechazadísimas por los vecinos sino que hasta tiene funcionarios que van a los barrios a desafiarlos. Mientras tanto, la Corporación Sur sigue ilegalmente con las obras en el cine El Plata, pese a que la Justicia le ordenó detenerlas. Y la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura tuvo una reunión asombrosa, en la que estuvo hasta Diego Santilli, que no va nunca. La razón es que había que votarle el proyecto de mega-mega-mega-shopping a IRSA, pese a la furia evidente de los vecinos de Caballito presentes en la reunión.

El Segurola

Allá en Floresta hay un viejo barrio de pasajes nacido de un plan de vivienda popular de la década del veinte. Recientemente el barrio vio nacer hasta una asamblea, porque el gobierno porteño repartió unas comunicaciones avisando que lo habían incluido en el Plan Prioridad Peatón. Este plan, que ya puso en armas a San Telmo, consiste en realidad en peatonalizar cuadras y cuadras, lo que a los vecinos les pareció al principio algo perfectamente inútil en su barrio y rápidamente algo negativo. Los vecinos del Segurola hicieron su primera asamblea en la plaza Banderín y exigieron que el gobierno porteño se hiciera presente para explicar y escuchar. Este miércoles, en la Escuela Rosales de Mercedes y Magariños Cervantes, un nutrido grupo de funcionarios del Ministerio de Desarrollo Urbano fue, habló, powerpointeó, medio que se hizo el guapo con los vecinos y tuvo que escuchar.

Básicamente, los funcionarios fueron representando a las direcciones generales de Coordinación Institucional y Comunitaria –encabezada por el arquitecto Hernán Vela– y de Proyectos Urbanos y Arquitectura –arquitecto Miguel Ortemberg–, ambas del Ministerio de Desarrollo Urbano. Por la primera estaba la coordinadora Fátima Micheo, que dirigió el encuentro y llamó la atención por afirmar de entrada que representaba al ministro Daniel Chain, por sus modos preceptivos y por su flor en la cabeza. La acompañaban Magdalena Gouguenheim y Matías Gil. Por Arquitectura estaban Daniela Bergaizer y Claudia Santaló, ambas arquitectas.

Lo primero que hicieron los funcionarios fue mostrar el ya ecuménico Power Point y luego comenzaron a hablar los vecinos. Todos se expresaron en contra de la nivelación de las veredas con las aceras, de los nuevos materiales y faroles, y hasta de los bancos. En resumen, les dijeron a los funcionarios que no quieren ni oír hablar del proyecto. Fue entonces que Micheo, persona a la que le gusta “coordinar” educando a los vecinos sobre el arte de la audiencia con frases como “hay que hablar y también que escuchar”, se mandó una histórica.

Parece que la reunión no iba como ella esperaba, por lo que con un tono bastante exasperado, la coordinadora dijo que no creía que todo el barrio estuviera en contra del proyecto. “Si todos están de acuerdo en rechazarlo”, desafió, “levanten las manos y nos vamos”. Y resultó que las únicas manos que no se alzaron fueron las de sus colegas de ministerio. El silencio fue notable.

Nadie esperaba realmente que Micheo se fuera –era una frase retórica–, pero el mal trago fue duro. La coordinadora tuvo que admitir que “no preguntamos a los vecinos lo que querían, este proyecto no surge del consenso con los vecinos” y que por eso se hacía la reunión, para consensuar. Los vecinos le dieron entonces un abc de política, explicando que ella estaba allí porque ellos la habían llamado, que el ministerio les había comunicado con volantes una obra como hecho consumado y que ellos sólo querían que se suspendiera la idea.

De hecho, el barrio les entregó a Micheo y sus colegas una lista de pedidos por escrito en el que exigen taxativamente que no se nivelen las veredas con las calzadas ni se cambie el equipamiento urbano. Lo que ellos quieren es mejor iluminación, bacheo, veredas reparadas, poda respetuosa de los árboles, reposición de carteles de calles y de tachos de basura, algunos semáforos en algunas esquinas peligrosas y créditos para restaurar fachadas de valor patrimonial. En resumen, que el gobierno haga el trabajo habitual, de cuidado urbano, municipal y aburrido, que se espera que haga lo que todavía es una municipalidad.

Los vecinos se vuelven a reunir este domingo a las once en la plaza Banderín, Camarones y Mercedes, para ver cómo sigue el tema y qué medidas tomar.

El Plata

Mientras funcionarios como Micheo piantan votos, otros más senior como el misionero Humberto Schiavoni quiebran la ley abierta y francamente. Como se recordará, el viejo cine El Plata de la avenida Alberdi, en Mataderos, fue semidemolido sin que todavía se sepa en qué gestión. El cine fue comprado por el gobierno porteño a pedido de los vecinos para un centro cultural, artefacto escasísimo en esa zona porteña, y fue catalogado con el grado más alto posible por pedido del Ejecutivo. Pero alguien en la Corporación Buenos Aires Sur decidió que era mucho espacio para la cultura en Mataderos y que lo mejor era cargarse la parte de atrás para hacer un CGP.

Esta insensatez –un teatro es un edificio raro y caro, un CGP es un edificio común y corriente– hizo que los vecinos recurrieran a la Justicia porteña, que dictó un amparo para frenar las obras. Pero las obras continúan tan alevosamente que los vecinos hasta tienen un video para demostrar que la Corporación Sur quiebra la ley impunemente. Nada de esto parece importarle demasiado al presidente corporativo Schiavoni: ya fue ministro de Economía de Misiones y jefe de Gabinete del efímero gobierno Puerta en diciembre de 2001, con lo que la Justicia local no lo debe impresionar mucho.

Los vecinos, y en particular la Asociación de Amigos de la Avenida Alberdi y el Centro Comercial Alberdi, van este miércoles 19 a las 16 a la Comisión de Patrimonio de la Legislatura para ver qué se puede hacer para que Schiavoni obedezca la orden del juez. Y para dejar sentada su oposición al proyecto del diputado Cristian Ritondo (PRO) que busca darle una salida fácil a Schiavoni bajando el nivel de protección del cine. Lo que hace necesario recordar que hasta si Ritondo lo logra, Schiavoni ya está en orsay.

El megashopping

La desarrolladora IRSA quiere hacer un shopping enorme en plena Capital, sobre un terreno de casi tres manzanas sobre la avenida Avellaneda, pegadito a las vías. El proyecto incluye una torre de oficinas de 38 metros de altura y la constructora le pidió al gobierno porteño un convenio urbano para hacer esta obra como algo especial. Pues sucede que el Ejecutivo decidió, por razones ignotas, no hacer un convenio sino simplemente modificar la normativa para este terreno en particular, de modo que sea legal edificarle 156.000 metros cuadrados, o casi cinco Alto Palermos. Como se adelantó en m2 el sábado pasado, la Comisión de Planeamiento ya recibió un proyecto oficial y se sabía que tanto el PRO como el Frente para la Victoria lo apoyaban. Y, para que se vea que cuando quieren los políticos se mueven, resulta que ya lo aprobaron.

El martes se reunieron los diputados de Planeamiento y tuvieron, milagrosamente, asistencia casi perfecta (Teresa de Anchorena, de la CC, estaba ausente por un viaje). Allí estaban Silvina Pedreira, Cristian Asinelli y Alvaro González, del FPV, todos votando a favor de IRSA. También estaban Martín Ocampo, la diputada cartelera Silvia Majdalani, Carlos Araujo y nada menos que Diego Santilli, del PRO, también a favor. La solitaria resistencia fue de Eduardo Epszteyn, de Diálogo por Buenos Aires, que pide que se archive el proyecto.

También estaban, y furiosos, los vecinos del barrio representados por la Asamblea Popular del Cid Campeador, la Asociación Amigos del Patio de los Lecheros, la del Centro Aguafertes, la de la Playa de Cargas Caballito, la de Parque Centenario, Chirimay, el MIC, SOS Caballito y los Vecinos Agrupados de Caballito. Estos grupos están cerradamente en contra del shopping y piden que las manzanas de IRSA sean declaradas urbanización parque y que las 16 manzanas que tiene el Onabe sean un necesario parque, según un proyecto de Enrique Olivera y de Anchorena.

Un pedido que tendrán que seguir enarbolando en otros ámbitos, porque Planeamiento ya votó por el pronto despacho de la obra de IRSA.
[Página 12, suplemento m2, Sergio Kiernan]